Carlos Loarca (1937-2021) nació y creció en Quetzaltenango (Guatemala). Fue un muralista, pintor y artista visual con una trayectoria de más de cinco décadas. Su obra suele incluir iconografía maya y mitología guatemalteca, así como colores vibrantes y naturaleza. Exhibió sus obras en exposiciones celebradas en países como Estados Unidos, Reino Unido e Italia, y ha pintado murales en San Francisco (California), en su país natal, Guatemala, y en San Petersburgo (Rusia). Estuvo destinado en Francia durante su servicio con el Ejército de Estados Unidos, tras lo cual se asentó en San Francisco. A menudo representó a El Cadejo, una criatura sobrenatural de apariencia canina presente en el folklore guatemalteco, salvadoreño y hondureño, que, según Loarca, se convirtió en un paralelismo de su propia vida artística. Uno de los murales más importantes en los que trabajó se encuentra en la fachada del Mission Cultural Center for Latin Arts y fue restaurado por el artista treinta y cinco años más tarde, en 2017. Durante la década de 1970, Loarca enseñó el arte del mural a niños de escuelas públicas de San Francisco bajo la dirección de Ruth Asawa. También colaboró, en 1973, con Susan Kelk Cervantes y algunos niños del centro cívico 24th Street Place para crear un mural sin título, hoy perdido. Muchas de sus pinturas representan los atuendos, las tradiciones y la vida cotidiana guatemalteca. Loarca fue miembro fundador de la Galería de Raza, director inaugural del Mission Cultural Center y director de SoMArts (1983-2007). Un libro titulado A Possible Reality: Carlos Loarca—Artist and Muralist, coescrito por su hijo Tomas Loarca y Ariel Martinez, destacó una muestra de cincuenta de sus pinturas. Loarca ha hablado sobre cómo la pintura le ayudó a superar su adicción al alcohol.
Camilo Garzón